Relación entre el tratamiento de la depresión y las aficiones
Desde nuestra clínica de psicólogos en Cartagena queremos hablaros acerca de la relación entre el tratamiento de la depresión y las aficiones.
El tratamiento de la depresión es una ardua tarea que depende de muchas variables. No hay dos pacientes iguales, para empezar, ni los grados ni causas de la depresión son los mismos. No es equiparable, por ejemplo, el tratamiento de la depresión reactiva que el de otro tipo de trastornos depresivos. Pero nada puede desdeñarse si sirve para ayudar a estas personas a reemprender una marcha vital que les permita liberarse de las cadenas de la tristeza y apatía en la que les sume esta dolencia.
Prevención de los trastornos psicológicos
Y también es importante la detección temprana y la prevención, así como el papel que en todas estas tareas puede jugar el psicólogo. Incentivar la acción, despertar la curiosidad y ayudar a las personas a encontrar recursos que sirvan de apoyo en esa labor preventiva o paliativa forma parte de esa atención psicológica tan importante.
La importancia de las aficiones
Las aficiones o pequeños entretenimientos pueden resultar un asidero muy eficaz para la estabilidad emocional en períodos de zozobra. Dentro del baremo para la detección de la depresión utilizado por los psicólogos, la falta de deseos o interés por las cosas, la llamada anhedonia, actúa como importante indicador. Si no disfrutamos con nada y todo nos hastía, estamos en riesgo de padecer algún tipo de trastorno depresivo, si es que no lo padecemos ya.
Superando la barrera social
Una de las primeras barreras que se anteponen a aquellos que sufren de depresión es la barrera social. El aislamiento es enemigo de la salud mental y emocional. Por eso, fomentar o redescubrir antiguos hobbies que nos obliguen de alguna manera a establecer o mantener el contacto con los demás es una de las herramientas que los psicólogos suelen recomendar para combatir la depresión. Desde apuntarse a cursos de cocina o a grupos de montaña o para salir en bicicleta o a correr. Todo vale. Lo importante es que se trate de actividades grupales, y de que nos reporten bienestar, que nos gusten.
La importancia de relacionarse
Aunque muchas veces la propia actividad puede ser una mera excusa. Un pretexto para obligarnos a un contacto social periódico. Un ejemplo de ello lo encontraríamos al incorporarnos a grupos de lectura o a clases de bailes. Lo de menos puede ser el libro en cuestión, o los pasos del merengue o la bachata que tengamos que memorizar. Lo verdaderamente retributivo, terapéutico y, muchas veces, sanador, es la compañía y la socialización. Romper el aislamiento es romper el primer eslabón de esa cadena que nos paraliza y, al mismo tiempo, aligerar la carga moral que padecemos.
Aficiones individuales
Otras veces, las aficiones meramente individuales pueden acudir al rescate del depresivo. Servir como válvula de escape a pensamientos negativos o remanso de paz que favorece una meditación reconstructiva de nuestras emociones. También, si se trata de aficiones creativas o que exijan un alto grado de concentración, pueden reforzar una debilitada autoestima como paso necesario para un eficaz tratamiento de la depresión.
En definitiva, todo ayuda cuando nos enfrentamos a este tipo de trastornos. La receta de cómo superar la depresión aún no está disponible, pese a la abundante literatura y estudios psicológicos y psiquiátricos existentes. El tratamiento farmacológico y las distintas terapias psicológicas disponen de muchos recursos eficaces, pero no milagrosos. Y a veces, pequeñas iniciativas o modestos hábitos empiezan dando lugar a cambios que acaban por producir resultados beneficiosos.