Relación entre ansiedad y baja autoestima
Desde nuestra clínica de psicólogos en Cartagena queremos hablaros acerca de la relación entre ansiedad y baja autoestima.
La ansiedad puede llegar a ser muy angustiante. Te arrebata la calma y el equilibrio haciendo que te hundas en la aprensión. Las preocupaciones toman el mando. No dan respiro. En ese estado, la vida cotidiana se convierte en un desafío.
Los síntomas de la ansiedad generan tal malestar que es comprensible que te centres en esas sensaciones y quieras que desaparezcan cuanto antes. Quedarse a merced de los pensamientos intrusivos, tener dificultades para dormir, sentirse paralizado o incluso al borde de la muerte cuando sufres un ataque de pánico no es nada agradable.
Sin embargo, aunque esos síntomas pueden ser muy angustiosos, a menudo hay un problema más profundo subyacente que se debe abordar. A veces, el problema que se encuentra en la base no es la ansiedad, sino una baja autoestima. En ese caso, cuando mejores la imagen de ti mismo, potenciarás tu capacidad para gestionar los altibajos de la vida sin sentir las punzadas de la ansiedad.
¿Cuál es la relación entre la baja autoestima y la ansiedad?
En 2019, un grupo de psicólogos de Vietnam y Ámsterdam realizaron un estudio con más de 1.000 adolescentes y jóvenes. Comprobaron que “aquellos con una baja autoestima tenían el doble de probabilidades de desarrollar síntomas de ansiedad, en comparación con quienes tenían una autoestima adecuada”.
No es la primera investigación que revela una relación entre baja autoestima y ansiedad. En 1993, psicólogos de las universidades de Arizona y Colorado afirmaron que “la autoestima cumple una función amortiguadora de la ansiedad”. Constataron que una autoestima adecuada reduce las distorsiones defensivas que a menudo se encuentran en la base de la ansiedad.
Un año antes, esos mismos psicólogos habían desarrollado un experimento en el que comprobaron que aumentar la autoestima reduce considerablemente la ansiedad ante diferentes situaciones, desde la perspectiva de la muerte hasta la anticipación de un estímulo doloroso.
En realidad, la baja autoestima actúa como una amenaza “interna”. Esa imagen negativa erosiona tu bienestar, de manera que te conviertes en tu peor enemigo. De hecho, tu cerebro emocional, cuyo trabajo es alertarte de las amenazas, no distingue entre los peligros externos y los que crea tu mente.
Simplemente detecta los pensamientos desadaptativos, catastrofistas y pesimistas que genera la baja autoestima y los califica como una amenaza para tu equilibrio psicológico. Entonces responde con ansiedad, condenándote a vivir en un estado permanente de lucha-huida. El cortisol se dispara y tu desempeño cae en picado. De esa manera, la ansiedad termina reforzando la baja autoestima, haciéndote creer que no eres capaz de nada. Te paraliza.
Los 3 signos que revelan que la baja autoestima se encuentra detrás de la ansiedad
1. Piensas demasiado en el rechazo
El rechazo duele. No cabe duda. A nadie le gusta sentirse excluido o rechazado. Sin embargo, la mayoría de las personas procesa esas experiencias y sigue adelante. En cambio, quienes tienen una baja autoestima suelen quedarse atascadas en las vivencias de exclusión y desaprobación, permitiendo que determinen su valía y los sentimientos que experimentan hacia sí mismas.
Por eso, si le estás dando demasiadas vueltas a la posibilidad de que los demás te rechacen, excluyan o desaprueben tu comportamiento, es posible que te hayas quedado atrapado en un bucle de búsqueda de aceptación. Como no estás convencido de tu valía, necesitas un flujo constante de confirmación externa, de manera que terminas dependiendo de las opiniones de los demás.
Esa búsqueda de aprobación hará que te preocupes más por la imagen que proyectas. Comenzarás a dudar a cada paso. Te preguntarás cómo interpretarán tus palabras y actitudes. Desarrollarás una actitud hipervigilante con tus “defectos” y te preocuparás en exceso. Como resultado, la ansiedad se disparará.
En vez de gastar esa enorme cantidad de energía en buscar la aprobación de los demás, céntrate en aceptarte y aprende a amarte. No necesitas que nadie te recuerde cuánto vales. Rodéate de personas que te quieran y acepten por lo que eres, no de personas a las debas “conquistar” e impresionar.
2. Huyes de los retos
Los retos son oportunidades de crecimiento. Cada vez que afrontamos una situación nueva, aprendemos o nos fortalecemos. Sin embargo, las personas con baja autoestima suelen tener miedo de correr riesgos y no les gusta involucrarse en actividades desafiantes. Prefieren mantenerse en su zona de confort.
El problema es que, con el paso del tiempo, esa zona de confort se va volviendo cada vez más estrecha y la perspectiva de salir de ese espacio donde todo está más o menos controlado comienza a generar ansiedad o incluso pánico. La ansiedad puede impedir que asumas nuevos retos y hagas lo que te ayudará a confiar más en ti mismo.
No es casual que un estudio realizado en la Universidad de Durham encontrara que las personas con baja autoestima y ansiedad implementan estrategias fundamentalmente evitativas y represivas, lo cual significa que prefieren huir de los problemas en vez de afrontarlos.
Sin embargo, si huyes de los desafíos nunca podrás ponerte a prueba y saber hasta dónde eres capaz de llegar. Si permites que la baja autoestima y la ansiedad perfilen tu mundo dibujando las peores catástrofes, te quedarás en un espacio muy reducido en el que jamás podrás desarrollar tus potencialidades.
En lugar de quedarte atrapado en tu cabeza, vuelve al presente. Cada vez que notes que tus pensamientos se adentran por los caminos de la aprensión, regresa al presente y genera ideas más realistas. Cuanto más confíes en ti, en tus habilidades y tu capacidad para gestionar lo que ocurra, menos ansiedad experimentarás y mejor podrás enfrentar los problemas.
3. Eres perfeccionista
El perfeccionismo, la baja autoestima y la ansiedad suelen ir de la mano. El factor común suele ser la brecha entre las expectativas y la realidad; es decir, la diferencia entre cómo son las cosas y cómo quieres que sean. Las personas con una autoestima adecuada se aceptan y se sienten bien con lo que son y lo que hacen, por lo que no tienen la necesidad de luchar por alcanzar algo imposiblemente perfecto.
En cambio, las personas con una baja autoestima a menudo intentan “solucionar” sus constantes decepciones a través de la búsqueda de la perfección. Es difícil que se sientan completamente satisfechas con sus logros, sencillamente porque experimentan una insatisfacción interior consigo mismas. Aunque logren cosas increíbles, la idea de no haber alcanzado la perfección suele opacar el éxito, alimentando una imagen negativa de sí mismas.
Esa necesidad de perfección puede hacer que sientas que siempre hay un error que corregir o un problema que solucionar. Eso alimenta la sobreexigencia, lo cual dispara la ansiedad a niveles estratosféricos. El perfeccionismo puede ser agotador y extremadamente desmoralizador si no se controla. Recuerda que la perfección es una quimera. Es más productivo destinar toda esa energía a tareas que te hagan sentir bien, en vez de perseguir ideales imposibles.
Por último, si padeces ansiedad, es comprensible que intentes buscar diferentes caminos para salir de este estado, pero considera que si esos intentos son infructuosos, pueden acentuar la sensación de fracaso, lo cual alimentará la baja autoestima y disparará aún más la ansiedad, cerrando un círculo vicioso del que será cada vez más difícil salir.
Para no quedarte atrapado en ese bucle, lo más recomendable es buscar ayuda profesional. La ansiedad se puede gestionar para que no se convierta en un impedimento en tu vida, pero a veces es necesario contar con alguien que te oriente para desarrollar las estrategias adecuadas y evitar las recaídas.