¿Qué podemos hacer para prevenir la depresión después del coronavirus?
Desde nuestro centro de psicologos en Cartagena nos planteamos la siguiente pregunta ¿Qué podemos hacer para prevenir la depresión después del coronavirus?
La vida que llevábamos antes quizá no era perfecta, pero tenía un ingrediente esencial que nos aportaba seguridad: la normalidad. Ahora ese ingrediente se ha esfumado. Hemos pasado a vivir en una especie de limbo en el que esperamos, más o menos impacientemente, el retorno a esa normalidad.
Sin embargo, pensar que la pandemia de coronavirus y este interminable periodo de aislamiento que han puesto del revés nuestro mundo no van a dejar daños psicológicos es simplemente ingenuo. La realidad postcoronavirus no se presenta precisamente de color rosa, por lo que tendremos que prepararnos para afrontar un futuro incierto de la mejor manera que podamos.
…¿Y que podemos hacer?
“Para impedir una catástrofe, antes hay que creer en su posibilidad. Hay que creer que lo imposible es posible. Que lo posible siempre acecha. Incansable, en el interior del caparazón protector de la imposibilidad, esperando para irrumpir.
“Ningún peligro es tan siniestro y ninguna catástrofe golpea tan fuerte como las que se consideran una probabilidad ínfima; concebirlas como improbables o ignorarlas por completo es la excusa con la que no se hace nada para evitarlas antes de que alcancen el punto a partir del lo improbable se vuelve realidad y, de repente, es ya demasiado tarde para atenuar su impacto, y aún más para conjurar su aparición. Y sin embargo, eso es precisamente lo que estamos haciendo, o mejor dicho ‘no haciendo’, a diario, irreflexivamente”, alertó Bauman.
Hay que tener en cuenta que el nivel de estrés, ansiedad o tristeza que experimentamos es una reacción perfectamente normal a los acontecimientos que estamos viviendo y no se deben confundir con un trastorno psicológico. La depresión no se produce de la noche a la mañana. Y es precisamente eso lo que nos deja un margen de acción para evitar que se convierta en la próxima epidemia, como parece estar ocurriendo en China, donde el 16,6% de las personas ya reporta signos de depresión severa o moderada, según un estudio de la Sociedad de Psicología China.
A nivel individual, necesitamos aprender a gestionar el estrés y asumir la soledad como una oportunidad para estar a solas con nosotros mismos y reconectar con nuestros sentimientos. Este es un buen momento para aprender técnicas de meditación mindfulness y profundizar en la filosofía budista porque nos ayuda a lidiar con los tiempos inciertos manteniendo nuestro equilibrio mental. La filosofía y la psicología, ahora más que nunca, pueden convertirse en tus aliadas.
Sin embargo, no podemos esperar que el individuo combata solo contra los problemas estructurales y sistémicos que ya son endémicos y lastran nuestra sociedad. “Nunca es agradable estar enfermo, pero hay ciudades y países que nos sostienen en la enfermedad, países en los que, de cierto modo, puede uno confiarse. Un enfermo necesita a su alrededor blandura, necesita apoyarse en algo”, explicaba Camus.
Si una sociedad y un sistema no aporta eso, no se preocupa por sustentar a los más vulnerables, tanto desde el punto de vista físico como psicológico y económico, aboca a una parte de sus ciudadanos a la depresión más profunda. Necesitamos saber que no estamos solos. Que no nos han abandonado. Que podemos contar no solo con otras personas sino también con una red de apoyo institucional. Eso nos reconforta, nos permitirá recuperarnos antes y trabajar juntos para reconstruir los sueños.
Necesitamos reconocer que el plan inicial falló. Ya hemos dejado atrás a miles de personas, esas que han perdido lo más valioso: su vida. Ahora tenemos que asegurarnos de no dejar atrás a las nuevas víctimas de la crisis social. Y si el sistema que tenemos no nos permite hacerlo porque es demasiado rígido como para que entre un resquicio de humanidad. Tendremos que cambiarlo. Sin excusas. O estaremos condenados a repetir los mismos errores. Una y otra vez.