Psicólogos Cartagena – Impacto del trabajo por turnos en nuestra salud mental
Desde nuestra clínica de psicólogos en Cartagena queremos hablaros acerca del impacto del trabajo por turnos en nuestra salud mental.
Está claro que el modo en el que gestionamos el tiempo y distribuimos las actividades más intensas a lo largo de nuestra jornada tiene un importante impacto en nuestra salud física. Sin embargo, a veces se pasa por alto que esto también se plasma en nuestra salud mental a corto, medio y largo plazo.
Es por eso que muchas personas que tienen trabajos por turnos, si no toman medidas especiales, pueden ver disminuir su calidad de vida en relativamente poco tiempo. Aquí nos centraremos precisamente en este tema para ver cómo afecta a nuestra salud mental los trabajos por turnos.
¿Qué son los ritmos circadianos y cómo nos afectan?
El funcionamiento del organismo humano tiende a funcionar a partir de criterios de optimización de la energía; para vivir del mejor modo posible, nuestro cuerpo muestra una predisposición a quemar calorías en determinados momentos y “ahorrarlas” en otros. Tiene sentido que sea así, dado que la sucesión del día y la noche tiene muchas implicaciones en lo que nuestro entorno puede aportarnos en cada ocasión. En nuestro caso, el cuerpo del ser humano está preparado para mantenerse activo durante el día y descansar llegada la noche.
Esto es el resultado de miles de años de evolución que han establecido unos horarios por los que se rige el organismo; se ha llegado a un nivel de ajuste neurofisiológico según el cual las mejores horas para comer, hacer ejercicio, trabajar y, en definitiva, hacer actividades complejas, son las del día, mientras que la noche es el momento de dormir. A fin de cuentas, el Homo sapiens es una especie diurna que ha evolucionado a partir de uno de los pocos grupos de mamíferos capaces de captar una gran variedad de colores, dada su dieta altamente dependiente de las frutas.
Estos horarios conforman el ritmo circadiano: el modo en el que nuestro reloj biológico nos predispone a estar más o menos activos en cada momento.
Así, el primer aspecto de los ritmos circadianos del ser humano que debemos tener en cuenta es que estamos predispuestos a funcionar mejor durante las horas en las que hay luz solar, ya que esta exposición al Sol suprime en nosotros la segregación de melatonina, una molécula que, cuando está presente en grandes cantidades en nuestro organismo, nos vuelve más proclives a “desconectar” y a conciliar el sueño. En concreto, el pico de potencial de actividad física e intelectual del ser humano suele ocurrir al mediodía, y a partir de ese momento va bajando poco a poco, hasta que llega a mínimos durante la noche.
Pero no todo depende de la luz solar: la consistencia en nuestros horarios también es clave. Gozamos de mejor salud y capacidad de concentración cuando nuestros horarios de sueño no varían mucho entre los días de la semana y entre una semana y la siguiente. Y esto, por desgracia, es un principio que los trabajos por turnos pueden vulnerar.
¿Qué impacto tienen en nuestra salud mental los trabajos por turnos?
Pese a esta realidad biológica en la que nuestra naturaleza nos dice que por la noche toca dormir y por el día hay que estar despierto, a veces la sociedad funciona al revés, sobre todo en el ámbito laboral. Uno de los sistemas de trabajo más comunes es el de la rotación de turnos, por el cual los trabajadores alternan los turnos de la mañana, tarde y noche.
Muchos son los trabajadores cuyos turnos laborales van a contracorriente de lo que su naturaleza les manda, teniendo que forzar la máquina para trabajar en momentos en los que el cuerpo está cansado y pide a gritos dormir. Este es el caso de buena parte de los trabajadores en el sector de la sanidad, ámbito en el que son habituales los horarios de turnos irregulares, algo que tarde o temprano acaba pasando factura a su salud y vida social.
Cuando se altera nuestro reloj biológico nuestro cuerpo y mente sufren. Los seres humanos somos animales de costumbres, tal y como lo demuestra la cronobiología, y si nuestro reloj biológico es alterado empezamos a manifestar problemas de salud tanto a corto como largo plazo.
Por ejemplo, el insomnio por tener dificultades de conciliar el sueño es un fenómeno muy común ante esta clase de situaciones laborales: la hora a la que debemos levantarnos para ir a trabajar no cambiará por el simple hecho de que no hayamos empezado a dormir hasta una o dos horas después de cuando deberíamos haberlo hecho. A la vez, la falta de sueño nos lleva a desarrollar problemas de ansiedad con relativa rapidez, y también hace mucho más complicado concentrarse en el trabajo, lo cual lleva a la acumulación de tareas por falta de eficiencia y esto, a su vez, genera más ansiedad.
De esta forma, las exigencias laborales, la ansiedad y el insomnio pasa a formar parte de un círculo vicioso en el que cada uno de estos elementos refuerza a los otros, afectando tanto a nuestro rendimiento como a nuestra salud mental. Eso sí, siempre podemos adoptar las medidas necesarias para mitigar estos síntomas y prevenir que el problema llegue a desbordarnos.
¿Qué hacer?
La manera más efectiva de hacer frente a estos problemas en contar con el apoyo de profesionales de la salud mental, sin necesidad de que exista un trastorno diagnosticado. Pero también hay varios consejos generales que puedes incorporar a tu día a día.
En caso de que nos haya tocado un turno de noche, no debemos darnos un atracón con la cena a pesar de que no vayamos a dormir después. Y muy importante: bajo ningún concepto debemos invertir los horarios de comida. Esto último solo es aconsejable si siempre hacemos un turno nocturno, puesto que en ese caso tendremos que acostumbrarnos sí o sí a una rutina, pero esta será cotidiana. Los turnos de noche pueden provocar cambios en los hábitos alimenticios en caso de no ser controlados, algo que altera nuestro apetito y pueden hacernos adelgazar o engordar en exceso.
Así pues, podemos comprender la importancia que tiene tener una adecuada higiene del sueño. En caso de tener turnos de noche, lo preferible es que sean cortos y priorizar el estilo diurno, puesto que es durante las horas de sol que nuestro cuerpo está más activado.
En caso de que tengamos cada día turnos de noche, nuestro organismo acabará acostumbrándose en gran parte, y por ello, deberemos evitar invertir nuestros horarios los días festivos. Son los cambios bruscos lo que más daño hace a nuestra salud y, por mucho que intentemos luchar contra ello, no dejamos de ser animales de costumbres.