Pasos a tener en cuenta antes de plantearte una reconciliación familiar
Desde nuestra clínica de psicología en Cartagena queremos hablaros acerca de los pasos a tener en cuenta antes de plantearte una reconciliación familiar.
La familia es una enorme fuente de apoyo. Normalmente es un pilar que nos sostiene y un motor que nos impulsa. Sin embargo, en el seno familiar también se gestan los conflictos más graves y se infringen las heridas más profundas. Por muy unida que sea una familia, está compuesta por individuos diferentes que tienen distintas maneras de ver y estar en el mundo, por lo que no es extraño que se produzcan desencuentros y discusiones que pueden desembocar en dolorosos distanciamientos.
Muchas veces, cuando las aguas se calman, las personas desean la reconciliación familiar, pero temen abordar el tema que las separó por miedo a reabrir las heridas, por lo que se preguntan si es posible dejar atrás lo sucedido y seguir adelante sin abordar las diferencias. La respuesta corta es: depende.
¿Reconciliarse sin abordar el conflicto?
Distanciarse de alguien suele implicar un punto de inflexión en la relación. Esa ruptura – ya sea física o emocional – proporciona un espacio para reflexionar y repensar nuestra postura en la relación. La distancia psicológica puede contribuir a calmar las emociones a flor de piel para poder ir más allá de la ira y el dolor propios y ponernos en la piel del otro.
A veces las diferencias pueden unirnos y la distancia acercarnos, sobre todo cuando nos ayudan a cambiar nuestra perspectiva y darnos cuenta de lo que es verdaderamente importante en nuestra vida. Estar separados o disgustados no es agradable, por lo que esas emociones también pueden animarnos a ver más allá de los desencuentros y enfocarnos en lo que nos une.
Sin embargo, no es lo habitual.
Cambiar es difícil. Muchas personas no quieren admitir que se equivocaron o que no tenían razón. Muchos se sumen en una espiral autorreferencial. Culpan al otro. O alimentan la ira y el rencor.
Sin embargo, no es posible empezar de cero cuando cargamos con una mochila de resentimiento y palabras no dichas. No es posible hacer borrón y cuenta nueva si no ha cambiado nada en la familia. No es posible construir una nueva relación manteniendo los mismos hábitos y actitudes.
Lo cierto es que si no se abordan las diferencias que impulsaron el distanciamiento, hay grandes posibilidades de que resurjan. Si la ruptura familiar se debió a un conflicto, es casi inevitable que los malos recuerdos y los sentimientos incómodos afloren a medida que se reanudan las interacciones.
Los 3 pasos a seguir antes de plantearte una reconciliación familiar
En materia de reconciliación familiar no existen reglas infalibles, pero algunos caminos ayudan más que otros a soltar el rencor, asumir responsabilidades, perdonar y estrechar lazos desde el respeto y la empatía.
1. Analiza tus motivos
Muchas personas buscan la reconciliación familiar por pura nostalgia, pero echar de menos a alguien no es una garantía de que los problemas desaparecerán. El cariño es importante. Sin duda. Pero también es fundamental realizar un trabajo psicológico que impida que los viejos conflictos reabran las heridas.
Por eso, si quieres recuperar una relación familiar, el primer paso es examinar tus razones. ¿Por qué quieres reconciliarte justo ahora? ¿Ha cambiado algo que te haga pensar que la relación será mejor que antes? ¿Has cambiado lo suficiente? ¿La otra persona ha cambiado lo suficiente? ¿O quizá te están presionando para que te reconcilies? ¿Te sientes emocionalmente seguro cerca de esa persona? Responder con sinceridad a esas preguntas te permitirá comprender los motivos detrás del deseo de reconciliación y te dará pistas sobre su éxito.
2. Aclara tus expectativas
El siguiente paso en la reconciliación familiar es ajustar las expectativas. ¿Qué tipo de relación deseas mantener? ¿Quieres limitar la relación a las ocasiones especiales o pretendes mantener vínculos más estrechos y asiduos durante todo el año? ¿Estás buscando apoyo? ¿Quieres apoyar a esa persona? ¿Hasta qué punto estás dispuesto a comprometerte? ¿Qué esperas del otro y qué puede esperar el otro de ti?
Antes de promover una reconciliación familiar, es importante que tengas claro qué deseas. Obviamente, tendrás que comunicar tus expectativas y escuchar lo que desea esa persona, de forma que podáis encontrar un punto intermedio a partir del cual reconstruir una relación satisfactoria para ambos. Aclarar lo que estás dispuesto a dar y saber hasta qué punto el otro está dispuesto a comprometerse marcará vuestros límites personales, los cuales os ayudarán a evitar futuros conflictos y desavenencias.
3. Traza un plan
Es posible reconciliarte y empezar de nuevo, sobre todo si lo haces con cuidado y la intención de no volver a cometer los mismos errores. No obstante, es importante que reflexiones sobre la necesidad de abordar los conflictos del pasado. ¿Es necesario hablar de lo ocurrido? ¿Podéis simplemente dejar ir las diferencias o se convertirán en un elefante en la habitación que os haga sentir incómodos?
Cada familia es diferente. Cada persona también. Es posible que tu pareja, tus padres o tu hermano/a no necesiten hablar del tema, pero tú sí – o viceversa. Por tanto, piensa en lo que dirás y cómo lo dirás. Reconoce los errores que puedes haber cometido y asume la responsabilidad del daño que hayas podido causar. Pide perdón si es necesario. Eso no te hará vulnerable, al contrario, demostrará que has cambiado y que quieres recomenzar con buen pie.
Algunas familias no necesitan palabras. En algunos casos basta una mirada o un abrazo para dejarlo todo atrás. Pero es mejor no pecar de ingenuos. Algunas heridas son profundas y ciertos conflictos se enquistan por lo que a veces es necesario airearlos para asegurarse de que puedan sanar adecuadamente. De esa forma la reconciliación familiar será más sólida y se evitarán recriminaciones en el futuro.