Ayudar a un familiar que no reconoce que es alcohólico
Desde nuestro departamento de adicciones en Cartagena, os ofrecemos unas pautas sobre como ayudar a un familiar que no reconoce que es alcohólico.
La adicción al alcohol es una enfermedad crónica y recurrente del cerebro, catalogado así por la Organización Mundial de la Salud, que se basa en la pérdida de control con respecto al consumo de alcohol a pesar de las consecuencias negativas. El alcoholismo genera una modificación en la estructura y en el funcionamiento del cerebro, concretamente en el sistema dopaminérgico. Si bien es cierto que un alcohólico no es culpable de desarrollar la adicción, sí es responsable de realizar un tratamiento para recuperarse.
El alcoholismo afecta tanto a hombres como a mujeres, sin embargo, muchas veces las mujeres tienen mayor estigma social aun por presentar una adicción.
Esta enfermedad no sólo la sufre la persona que la tiene, los familiares, parejas y allegados de un alcohólico, también padecen directamente sus consecuencias.
La adicción se basa en la pérdida de control sobre el alcohol, por ello, si el alcohólico no quiere abandonar el alcohol es muy importante que no le faciliten el consumo, y acudir a que un profesional en adicciones les facilite las pautas para que sepan cómo ayudarle a romper esa negación y acepte entrar en tratamiento.
Los allegados de una persona alcohólica observan cómo se van deteriorando las áreas importantes de su vida, ve cómo se destruye, incluso poniéndose agresivo en ocasiones por la ingesta de alcohol. Sin duda, percibir este daño a sí mismo que se hace el alcohólico resulta muy duro y difícil para la persona que está a su lado, generándole un gran sufrimiento y afectando a su funcionamiento diario.
¿Por qué a veces sientes que no funciona nada?
Muchas veces no es suficiente con devolverle al alcohólico las consecuencias de sus consumos, ni gritarle, ni amenazarle, sobre todo cuando no están en el momento de querer dejarlo, puesto que se justificarán con gran empeño y eludirán su responsabilidad. Es común que ni siquiera reaccionen al insistirles en que se están dejando su vida por el consumo y que necesitan ayuda.
Las personas que tienen un familiar alcohólico llegan a sufrir malestar físico (desarrollan patologías como ansiedad, insomnio, falta de apetito) y repiten una y otra vez los mismos métodos que no han funcionado anteriormente, esperando que algún día lo hagan. Y con todo el amor del mundo si no cambia su forma de actuar, estarán facilitando el consumo de su ser querido.
Es cierto que se deben utilizar todas las estrategias posibles para que el alcohólico decida pedir ayuda o reconozca que tiene un problema, pero si el adicto no escucha, no asume su responsabilidad o no entiende ninguna razón que se le aporte, los familiares, pareja o amigos deben pedir ayuda a profesionales en adicciones y no adaptar su vida al adicto, porque si no al final todos girarán en un bucle de desesperación y desesperanza.
Cuando se habla de adaptar la vida de los familiares a la del adicto se hace referencia a excusarle, taparle o justificarle (ejemplo: cubrirle faltas al trabajo, excusarle sus ausencias en las reuniones familiares, defender su falta de formalidad con los amigos, etc.), y que toda la vida familiar gire entorno al alcohólico.
Los familiares/pareja del alcohólico pueden llegar incluso a entender los consumos y responsabilizarse de ellos. Sienten culpa y vergüenza por el comportamiento del adicto y hacen suyas las consecuencias, lo cual impide que el alcohólico sea consciente de ellas.
El familiar o la pareja de la persona alcohólica intenta controlar todo lo que rodea al adicto con el objetivo de evitar el consumo, y en caso de que el consumo se lleve a cabo, trata de que nadie sea consciente de lo que ha ocurrido y ocurre.
¿Qué pueden hacer los familiares/pareja de un alcohólico?
Los familiares y la pareja del alcohólico deben entender que es una persona libre y que a pesar de que las consecuencias y la afectación a su vida sea clara, la decisión de continuar consumiendo o de entrar en recuperación es solamente del adicto. Por ello, se recomienda tener en cuenta lo siguiente:
- Las personas del entorno del alcohólico deben pensar en ellas mismas y determinar hasta dónde están dispuestos a llegar.
- Tratar de convencer al alcohólico difícilmente dará resultado.
- La contención a un enfermo alcohólico empieza desde el entorno.
- Se deben establecer unos límites claros sobre lo que los familiares/pareja están dispuestos a permitir.
- Los límites deben estar muy meditados, ya que si el alcohólico continúa consumiendo se deben cumplir.
- Los límites deben ir orientados a que inicie un tratamiento. Ejemplo: consecuencias de pareja si no se inicia un tratamiento (ruptura sentimental), posibilidad de dejar de ver a hijos, restricción de entrada a la vivienda o económica, entre otras.
- No se debe impedir que sufra las consecuencias de sus consumos.
¿Cómo afecta la enfermedad a la petición de ayuda?
Una de las principales características de la enfermedad de la adicción es la negación. De ahí que, en muchos casos, el alcohólico no reconozca su alcoholismo y se niegue a recibir ayuda. Como se refería anteriormente, se trata de una enfermedad crónica del cerebro, pero si pese a las consecuencias negativas no deciden iniciar un tratamiento de recuperación, los familiares se convierten en una pieza fundamental para que puedan romper la negación.
Es fundamental por ello, que el alcohólico viva las consecuencias de su consumo, y que sea él quien se enfrente a las consecuencias y ponga solución (laborales, familiares y/o sociales).
Es fundamental en estos casos, lo sería en todos, pero en estos más, que el adicto viva las consecuencias de sus consumos, que sea él el que resuelva estas consecuencias (laborales, familiares y/o sociales). Del mismo modo, deberá haber unos límites marcados de los que él será informado y, como se refería previamente, si no los respetan tendrá unas consecuencias.
Los lazos emocionales que te unan al alcohólico harán muy difícil que pongas en práctica lo anteriormente descrito, sin embargo, si no se lleva a cabo se está facilitando que continúe el consumo. Indirectamente se contribuye a alimentar la enfermedad que, inevitablemente, derivará en un trágico final.
La manera de ayudar a un alcohólico que no quiere ser ayudado, será retirarle la ayuda que, de forma inconsciente, puede facilitar el consumo.