¿Es el alcoholismo hereditario?
Desde nuestra área de tratamiento de adicciones en Cartagena queremos dar respuesta a una respuesta bastante frecuente: ¿Es el alcoholismo hereditario?.
A menudo es habitual observar que varios miembros de una misma familia presentan problemas de alcoholismo y que este hecho se produce de generación en generación. Bien es cierto, que esto ocurre en algunas familias, mientras que en otras no. Lo cual nos lleva a cuestionarnos, ¿por qué algunas personas tienen problemas con el alcohol y por qué otras no? ¿por qué es común entre unos familiares y por qué entre otros no? ¿el alcoholismo es hereditario?
Aunque no todos los miembros de una familia pueden verse afectados, es precisamente la tendencia a la repetición que se da, lo que sugiere preguntarnos si esta enfermedad puede heredarse. Algunas investigaciones llevadas a cabo con gemelos señalan que los hijos biológicos de padres con dependencia al alcohol hacen frente a mayores problemas con esta sustancia en la etapa adulta. Curiosamente, otras basadas en hijos de alcohólicos adoptados por padres no bebedores muestran cómo el 25% de éstos, presentan problemas con el alcohol en el futuro.
Además, otros estudios indican que, si ambos padres presentan alcoholismo, la probabilidad de un futuro consumo patológico de los hijos aumenta hasta el 50%. Estos hallazgos, refuerzan la idea de que las conductas adictivas se heredan de generación en generación. Sin embargo, los científicos aún se encuentran investigando en profundidad cómo se produce el fenómeno de la adicción en las personas.
Conceptualizando la enfermedad: primer paso para entender si el alcoholismo es hereditario
Para comprender dicho fenómeno, es necesario desglosar el concepto de alcoholismo o adicción al alcohol en primer lugar. Se trata pues, de una enfermedad primaria y crónica que se desarrolla a través de principalmente tres factores: los factores biológicos, los factores psicosociales y los factores ambientales. Por lo tanto, es una enfermedad de origen multifactorial.
Esta enfermedad se caracteriza por presentar un déficit en el control del consumo de esta sustancia, que se traduce en dificultades a la hora de controlar la frecuencia o la cantidad que se consume. Por otra parte, cuando se suprime el consumo de forma voluntaria o involuntaria, aparecen unos síntomas propios de la abstinencia, como ansiedad o irritabilidad.
Asimismo, el consumo persiste a pesar de experimentar consecuencias negativas relacionadas con la salud física, consecuencias en el ámbito psicológico, en el familiar, en el laboral o en el legal. Finalmente, se tiende a la negación o la minimización del consumo como mecanismo de defensa, constituido por una falta de conciencia de enfermedad o un posible deterioro cognitivo causado por una ingesta exacerbada y prolongada.
Se conoce, además, la relación que se establece entre el abuso de alcohol y diversas complicaciones médicas, como la cirrosis hepática, cáncer pancreático, enfermedades cerebrovasculares; o complicaciones psiquiátricas como la depresión, la amnesia, o los trastornos inducidos por el consumo de alcohol. Se añaden a éstas, complicaciones sexuales o reproductivas como la esterilidad, lesiones fetales; o condiciones familiares y sociales como el divorcio o los problemas económicos.
La adicción al alcohol como enfermedad del cerebro
El alcoholismo o la adicción, es una enfermedad cerebral altamente compleja, que presenta una base biológica, tal y como se ha comentado con anterioridad. Una sustancia psicoactiva, como es el caso del alcohol, actúa directamente en el cerebro de quien la consume. Una ingesta continuada, bloquea el normal funcionamiento de los circuitos del cerebro que se encargan de funciones relacionadas con la supervivencia.
Metafóricamente hablando, esta sustancia “secuestra” el sistema de recompensa del cerebro, que es el circuito que asume la repetición de una conducta. De este modo, se garantiza que el sujeto aumente progresivamente la ingesta de alcohol. Asimismo, la parte prefrontal del cerebro, que cumple la función de tomar decisiones, entre otras, resulta dañada por el consumo excesivo de esta sustancia. De hecho, estudios con consumidores crónicos de alcohol muestran menor actividad en esta región prefrontal.
Sin embargo, existe un largo y complejo proceso entre el primer contacto que tiene un individuo con el alcohol y el desarrollo posterior de una dependencia o de una adicción. En él, son varios los factores que determinarán la aparición de esta, como los factores individuales o de personalidad, los factores biológicos producidos por el alcohol, las situaciones de estrés excesivo, la presión social o los refuerzos ambientales.
La velocidad o la marcha de este proceso se determina en parte, por la vulnerabilidad individual. La cual, responde en cierto modo una de las preguntas que nos formulábamos inicialmente, por qué unas personas tienen problemas con el alcohol u otras sustancias y por qué otras no. Es decir, por qué unas personas son adictas y otras no lo son.
¿Es el alcoholismo hereditario? Conoce los factores biológicos que pueden influir en esta adicción
Existen casos de individuos que son más susceptibles a los propios efectos producidos por esta sustancia, especialmente a los efectos reforzantes que tiene en el cerebro. Se sugiere, que recurrir al alcohol, consumir abusivamente o desarrollar posteriormente alcoholismo son signos de la vulnerabilidad a la que se hacía mención anteriormente.
Se estima que la probabilidad de desarrollar dependencia al alcohol es cuatro veces superior para aquellas personas cuyos progenitores lo presentan o han presentado, frente a aquellos con progenitores no alcohólicos. De ahí, que la ciencia y la investigación se hayan orientado hacia los estudios con familiares. Especialmente, han puntualizado que determinados genes se relacionan estrechamente con la adicción. No quiere decir, que todos los genes o los antecedentes familiares sean estrictamente predisponentes a la adicción. Koob dice que “al igual que con las enfermedades cardiacas o la diabetes, no hay un gen particular que te vuelva vulnerable”.
Resulta complejo poder identificar genéticamente si el alcoholismo es hereditario, no obstante, en la actualidad se conoce la influencia de al menos cinco genes. Entre ellos, genes implicados en el metabolismo o degradación del alcohol y genes asociados a los efectos producidos por el alcohol en el organismo. Por lo tanto, la herencia puede ser poligénica, es decir, producida por varios genes. Pero a pesar de ello, el aporte individual de cada gen se considera mínimo y contradictorio.
La herencia además de genética puede ser también fisiológica, que se traduce en la capacidad individual de metabolizar el alcohol. Un ejemplo de ello es observar cómo algunos individuos muestran signos de alcoholemia o trastornos por consumo de alcohol, con una ingesta inferior a otros sujetos o una ingesta brevemente extendida en el tiempo.
También se hace referencia a un efecto contrario de influencia genética, que se produce cuando un sujeto consume de forma excesiva y crónica y aún así, no se presentan síntomas de intoxicación aguda. Sin embargo, si se ven afectados por las capacidades reforzantes, la adicción y otros efectos adversos. Esta tolerancia a las ingestas elevadas es la que se relaciona con el desarrollo de la dependencia alcohólica.
Factores psicosociales y factores ambientales que influyen en el alcoholismo
Por otra parte, los factores psicosociales o ambientales representan un papel importante en el curso de la adicción, funcionando en ocasiones como “catalizadores”, es decir, elementos que estimulan la predisposición al desarrollo del alcoholismo hereditario. Ocurre, por ejemplo, cuando los individuos experimentan un inicio precoz en el consumo o el abuso de alcohol. Este inicio se relaciona con consecuencias en la salud psicológica y física y consecuencias en el comportamiento motivadas por el consumo.
El uso excesivo y perjudicial de alcohol u otras sustancias por parte de los progenitores, facilita y normaliza este tipo de consumo en los hijos adolescentes. Asimismo, las influencias sociales o culturales por parte de iguales, puede ejercer influencia en la toma de contacto con el alcohol y la constancia del consumo. Por ello, es crucial la prevención para reducir los daños. Estos factores finalmente interaccionan con los factores biológicos y los factores individuales, como la exposición a niveles altos de estrés o ansiedad.