¿Dónde comienzan los limites de la compra compulsiva? En época de rebajas es difícil sustraerse al frenesí consumista. La tentación de obtener algo a un precio muy por debajo del habitual, aunque sea algo que no necesitamos, es un reclamo infalible para convertir a meros observadores de escaparates – o tiendas online – , en compradores.
Sin embargo, caer en la tentación, darse un capricho o, simplemente dejarse llevar por el deseo de adquirir algo muy caro, pero largamente deseado, no tiene que ser nocivo más que para nuestra cuenta corriente, si se trata de algo ocasional. Como psicólogos en Cartagena, sabemos que nuestra ciudad cuenta con grandes centros comerciales y gran variedad de prestigiosas tiendas, no es la primera vez que nos enfrentamos a la pregunta de dónde comienzan los límites de la compra compulsiva.
La respuesta, está como decíamos, en las causas, la reiteración de la conducta y los efectos psicológicos que se manifiestan tras esas compras.
Comprar mucho o poco, en principio no es un indicativo per se. El problema surge cuando comprar se convierte en un comportamiento compulsivo. Entonces estamos ante un desorden de la conducta que, como otros, requiere tratamiento psicológico. Es la llamada oniomanía, el síndrome de compra compulsiva. Este trastorno lo padecen personas que compran mucho más allá de sus necesidades reales, para satisfacer una especie de vacío transformado en un deseo muy fuerte que sólo parece calmarse con la adquisición de bienes de consumo. Sin embargo, esta aparente satisfacción es sólo ilusoria, pues una vez realizada la compra surge el remordimiento, hasta el punto de que no inusual que esas personas acaben ocultando o destruyendo el producto de esas adquisiciones empujados por sentimientos de culpabilidad.
En definitiva, lo que debe hacer saltar las alarmas sería:
– Los presencia de pensamientos intrusivos y el sentimiento de pulsión o deseo irrefrenable de comprar: incluso hasta el punto de que nos impide concentrarnos en otra cosa y nos asalta en los momentos más insospechados.
– La revelación de síntomas de ansiedad ante la perspectiva o la posibilidad de comprar. Una tensión que surge por algo tan aparentemente inocente como pasear viendo escaparates o dar una vuelta por un centro comercial
– La constatación de que esa misma ansiedad remita por el mero hecho de adquirir el bien o el objeto. La desazón y el malestar previo desaparece como por ensalmo una vez satisfecha la necesidad.
– Finalmente, los sentimientos de culpa, que suelen aparecer a posteriori, hasta el punto de llevar a avergonzarnos de lo que hemos hecho, ocultando o deshaciéndonos de cuanto hemos comprado.
La presencia de algunos o de todos éstos indicadores, resultará reveladora de que estamos ante un caso de oniomanía, o síndrome de compra compulsiva. En Mens Sana Psicología, encontraréis una adecuada psicoterapia y el seguimiento de profesionales de la psicología con larga experiencia en tratamientos de adicciones en Cartagena.
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