La adolescencia se caracteriza principalmente por la ocurrencia de diferentes cambios en la vida de los menores. Por un lado los cambios físicos en su propio cuerpo los cuales no siempre ocurren al ritmo que ellos preferirían; y por otro, las nuevas experiencias y situaciones sociales a las que se exponen: cambio de centro escolar, cambio de compañeros, nuevas responsabilidades, toma de decisiones importantes, etc.
Cada uno de esos cambios puede ir acompañado de un fuerte aumento en su nivel de ansiedad llegando en ocasiones a desbordar al adolescente generándole un significativo malestar que puede traducirse en la aparición de síntomas físicos como dolores de cabeza, de estómago, sensación de ahogo, dificultades para dormir, etc. En ocasiones, la intensidad de estos síntomas puede llegar a provocar la aparición de una crisis de ansiedad con la consiguiente sensación de alarma para el resto de sus familiares.
Cuando el nivel de ansiedad es demasiado alto, es común que se mantengan también diferentes tipos de pensamientos negativos que al aparecer de forma recurrente pueden dar lugar a auténticas obsesiones. A partir de ahí, es relativamente frecuente generar determinados hábitos o “manías” que funcionan a corto plazo como un alivio de la ansiedad pero que generan a medio y largo plazo otro tipo de problemas.
Estamos hablando de conductas tales como la evitación de los exámenes o de otras situaciones sociales, etc.; un perfeccionismo exagerado; “enganche” a determinadas actividades como los juegos, la televisión, u otros; adicciones de diversos tipos; acumulación de objetos; e incluso, llamativos rituales de comportamientos ante los que los familiares no saben cómo actuar.
En el trabajo con los adolescentes que realizamos en Mens Sana Psicología creemos que es importante que estos comprendan lo que les está ocurriendo y las causas que han generado su malestar. Además, nos centramos tanto en enseñarles técnicas de manejo de sus niveles de ansiedad como en proporcionarles información y apoyo ante diferentes situaciones a las que han de ir enfrentándose en su día a día.
Los problemas de ansiedad son relativamente fáciles de solucionar cuando son abordados en las etapas iniciales, por lo que una buena evaluación y tratamiento en el momento adecuado pueden ahorrar mucho sufrimiento y malestar a lo largo de la vida de muchas personas.
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